lunes, 18 de junio de 2012

El pan desnudo... mejor el pan a secas


Título: El pan desnudo

Autor: Mohamed Chukri

Editorial: Montesinos

Fecha: septiembre de 1988 (2ª ed.)

En el prólogo, Juan Goitisolo, con su habitual maestría, engloba la obra, la enmarca, la mete, la coloca en "la historia vivida por millones y millones de hombres y mujeres árabes, con sus tabús y opresiones, violencia y pobreza"; forma parte, en la literatura clásica árabe, "de lo indecible y que por tanto no se dice". El relato de Chukri -añade más adelante- "condensa y simboliza el destino de todo niño o mozo cuyas coordenadas individuales y sociales le veden de entrada los beneficios morales y físicos reservados a una minoría de poderosos".

Transcrito lo anterior conviene aclarar que no es texto pertinente para timoratos, sensibleros o meapilas. Pues de su lectura, en leguaje sencillo y coloquial, se desprende, en carne viva, la encarnizada vida y mundo infantil y juvenil de Mohamed Chukri.

Los cinco sentidos se abren para recibir, estremecidos, el crujido de las vértebras del hermano del autor cuando el padre le retuerce el cuello hasta matarlo; se ve el hilillo de sangre que sale por la nariz; así como olemos el perfume de las putas y el olor penetrante del semen; o se nos mete, con asco, el pene en la garganta cuando mama la picha de rico maricón en su coche elegante; y qué decir del endurecimiento del miembro viril contemplando la mórbida desnudez de la mujer acomodada bañándose en la piscina...; y el estómago se nos retuerce de hambre; y vomitamos cuando nuestras tripas no admiten ese trozo de pan que flota en el agua del mar impregnado de excrementos; o tanteamos en la oscuridad la sangre que fluye de la herida cuando una cuchilla hiere la garganta; y sentimos el puntazo de dolor cuando las balas se incrustan en los manifestantes lanzados a la calle contra el colonialismo español...

En fin, todo este relato autobiográfico de Chukri nos conmueve las entrañas. Luego, quizás, eso nunca se sabe, entenderemos a los que, arrostrando peligros sin cuento, al borde de la muerte, llegan a Europa en cayucos, pateras...

Entonces cobrarán relieve, significación especial, quizás, nunca se sabe pues hay gente 'pa tó', aquellos versos de Neruda en su 'Canto general' cuando se refiere a Los Conquistadores, esos otros emigrantes que la Historia nos ha puesto ante los ojos; en este caso emigrantes hacia América:

"El hambre antigua de Europa, hambre como la cola

de un cometa mortal, poblaba el buque,

el hambre estaba allí, desmantelada,

errabunda hacha fría, madrastra

de los pueblos, el hambre echa los dados

en la navegación, sopla las velas:

'Más allá, que te como, más allá

que regresas

a la madre, al hermano, al Juez al Cura,

a los inquisidores, al infierno, a la peste,

Más allá, más alá, lejos del piojo,

del látigo feudal, del calabozo,

de las galeras llenas de excrementos."

*

-De 'Canto General I' en el poema titulado 'Llegan al Mar de Mexico (1519)'-

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