jueves, 29 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (21) Final (y c)

Les mostramos el final de 'Retorno al País Natal' en varios trozos y en dos traducciones: una (en cursiva) de Lydia Cabrera; la otra (vertical) anónima.



Y (c) - Fin de 'Retorno al País Natal' de Aimé Césaire:

*

Y está de pie la negrería

La negrería sentada
inesperadamente de pie
de pie en la cala
de pie en los camarotes
de pie en el puente
de pie en el viento
de pie al sol
de pie en la sangre
de pie
y
libre

de pie y no pobre loca en su libertad y su
miseria marítima flotando a la deriva perfecta
y hela aquí
inesperadamente de pie
de pie en las jarcias
de pìe en la barra
de pie en la brújula
de pie en el mapa,
de pie bajo las estrellas
de pie
y
libre

de pie y no como una pobre loca en su libertad y su indigencia marítimas girando en la deriva perfecta y aquí está:
más inesperadamente de pie
de pie en los cordajes
de pie ante el timón
de pie ante la brújula
de pie ante el mapa
de pie bajo las estrellas
de pie
y
libre

Y el navío lustral avanza impávido sobre las aguas desplomadas
y ahora caen
y ahora se pudren nuestras borlas de ignominia
Y el navío lustral hiende impávido las aguas
Desplomadas
Y ahora se pudren nuestras borlas de ignominia!
Para mí mis danzas
mis danzas de negro malo
la danza rompe-argolla
la danza salta-prisión
la danza es-bello-y-bueno-y-legítimo-ser-negro

y para mí mis danzas
mis danzas de mal negro
para mí mis danzas
la danza rompe-argolla
la danza salta-prisión
la danza es-hermoso-y-legítimo-ser-negro

para mí
mis danzas y que salte el sol en la raqueta de mis
manos
Mas no, el sol desigual ya no me basta
enróscate, viento, alrededor de mi nuevo crecimiento
pósate en mis dedos mensurados
Te entrego mi conciencia y su ritmo de carne
Te entrego los fuegos en que chispea mi flaqueza
Te entrego el chain-gang
Te entrego el pantano
Te entrego el 'in-tourist' del círculo triangular
Viento devora
Te entrego mis palabras abruptas
Devora y enróscate en mí
Enroscándote y abrázame con un estremecimiento más vasto
Abrázame hasta abrazarnos furiosos los dos
Abraza. ABRACÉMONOS.

para mí mis danzas y salta el sol en la raqueta de mis manos
pero no el sol desigual ya no me basta
enróscate, viento, alrededor de mi nuevo crecimiento
pósate en mis dedos medidos
te entrego mi conciencia y su ritmo de carne
te entrego los fuegos donde se asa mi debilidad
te entrego la cadena múltiple
te entrego el pantano
te entrego el intourist del círculo triangular
devora desea
te entrego mis palabras abruptas
devora enróscate
y enroscándote abrázame con un más vasto
estremecimiento
abrázame hasta el nosotros furioso
abraza, abrázanos

Más mordiéndonos igualmente
¡Hasta la sangre de nuestra sangre mordida!
Abrázame, mi pureza no se une más que a tu pureza.
Abrázame pues!
Como un campo de apretados filaos
de noche
nuestra pureza multicolor
Y átame, átame sin remordimientos
átame con tus grandes brazos de arcilla luminosa
liga mi negra vibración al ombligo
del mundo
Lígame, áspera fraternidad

pero habiéndonos igualmente mordido
hasta la sangre de nuestra sangre mordido,
abraza, abraza mi pureza sólo se enlaza con tu pureza
pero entonces abraza
como un campo de apretados filaos
en la noche
nuestras multicolores purezas
y enlaza, enlázame sin remordimientos
enlázame con tus inmensos brazos de arcilla luminosa
enlaza mi negra vibración al ombligo mismo del mundo
enlaza, enlázame, áspera fraternidad,

Y luego estrangulándome con tu lazo de estrellas
sube, Paloma
sube
sube
sube
Yo te sigo impresa en mi ancestral córnea blanca
Sube lamedor de cielo
Y la gran cavidad negra donde yo quise ahogarme
La otra luna, ¡allí quiero pescar ahora
la lengua maléfica de la noche en su cristalización inmóvil.

y luego, estrangulándome con tu lazo de estrellas, sube,
paloma
sube
sube
sube
Yo te sigo, impresa en mi atávica córnea blanca,
sube lamedor de cielo
y el gran agujero negro donde yo quería ahogarme
en la otra luna
es allí donde quiero pescar ahora la lengua maléfica
de la noche en su inmóvil vibración”.


(FIN)

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (20) Final (b)

Les mostramos el final de 'Retorno al País Natal' en varios trozos y en dos traducciones: una (en cursiva) de Lydia Cabrera; la otra (vertical) anónima.


(b) - Segundo trozo:


Era un muy buen negro.

Le arrojaban piedras, pedazos de hierro, cascos de botella, pero ni las piedras, ni los hierros, ni las botellas…
Y le lanzaban piedras, trozos de chatarra, cascos de botella, pero ni esas piedras, ni esa chatarra, ni esas botellas…
¡Oh, quietos años de Dios, sobre esta protuberancia terráquea!

Oh quietos años de dios sobre este mogote terráqueo!

Y el látigo disputaba el zumbido de las moscas el rocío azucarado de nuestras llagas.

Y el látigo disputó el chupeteo de las moscas el rocío azucarado de nuestras llagas.

Grito ¡hurra! la vieja negrura progresivamente
se cadaveriza

Yo digo hurra! la vieja negritud
se cadaveriza progresivamente

el horizonte se deshace, retrocede y se ensancha

y he aquí entre las nubes despedazadas el fulgor de
un signo.

y entre desgarrones de nubes aparece el fulgor de un signo.

El negrero revienta por todas partes… Su vientre se convulsiona y resuena…
La espantosa tenía de su cargamento roe los intestinos fétidos del extraño
infante de los mares.

El negrero cruje por todas partes… Su vientre se convulsiona y resuena… La horrible tenía de su cargamento roe los intestinos fétidos del extraño niño de pecho de los mares.

Y ni la alegría de las velas henchidas como un bolsillo repleto de doblones,
Ni las jugarretas con que se burla la idiotez peligrosa de las fragatas policíacas,
le impiden oír la amenaza de sus gruñidos intestinos.

Y ni el júbilo de las velas hinchadas como un abultado bolso de doblones, ni las jugarretas hechas a la tontería peligrosa de las fragatas policíacas le impiden oír la amenaza de sus gruñidos intestinos.

En vano por distraerse el capitán cuelga del palo al más chillón de sus negros, o lo echa al mar, o lo abandona al apetito de los molosos.

En vano para olvidarse de ello el capitán cuelga en su palo mayor el negro más gritón, o lo echa al mar, o lo entrega al apetito de sus molosos.

La negrada oliente a cebolla frita encontrar en su sangre derramada el sabor amargo de la libertad

La negrería que huele a cebolla frita vuelve a encontrar en su sangre derramada el sabor amargo de la libertad

Y está de pie la negrada

La negrada sentada,
Inesperadamente de pie
de pie en la cala
de pie en los camarotes
de pie en el puente,
de pie en el viento
de pie en el sol
de pie en la sangre
----------de pie
--------------y
---------------libre

Y está de pie la negrería
La negrería sentada

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (19) Final (a)

Les mostramos el final de 'Retorno al País Natal' en varios trozos y en dos traducciones: una (en cursiva) de Lydia Cabrera; la otra (vertical) anónima.


(a) - Primer trozo:

*

yo acepto, acepto todo eso

y lejos del mar de palacios rompiendo bajo la sisigia maravillosamente, acostado, supurando sus ampollas, el cuerpo de mí país en la desesperación de mis brazos, conmovidos sus huesos, y su sangre titubeando en sus venas como la gota de leche vegetal en la punta del bulbo...

He aquí que de repente, fuerzas y vida me asaltan como un toro y revivo a ONAN confiando su esperma a la tierra fecunda y la onda de vida rodea la paila del cerro, y todas las arterias y venas trajinan en la sangre nueva y respira el enorme pulmón de los ciclones y el fuego atesorado de los volcanes y el gigantesco pulso sísmico late ahora a la medida de un cuerpo viviente en la fortaleza de mi abrazo.

“… Y he aquí que de pronto fuerza y vida me acometen como un toro y la onda de vida rodea la papila del morro, y aquí están todas las venas y vénulas atareadas en la sangre nueva y el enorme pulmón de los ciclones que respira y el fuego atesorado de los volcanes y el gigantesco pulso sísmico que lleva el compás de un cuerpo vivo en mi firme incendio.

Y ahora que estamos de pie, mi país y yo, al viento los cabellos, mis manos pequeñas en su puño enorme y la fuerza no está en nosotros, sino por encima de nosotros, en una voz que perfora la noche y el oído con la agudeza de una avispa apocalíptica.
Y la voz pronuncia que durante siglos Europa nos ha atiborrado de mentiras e hinchado de pestilencia,

Y ahora que estamos de pie, mi país y yo, con los cabellos al viento y mi pequeña mano ahora en su puño enorme y la fuerza no está en nosotros sino por encima de nosotros, en una voz que barrena a la noche y a la audiencia como la penetración de una avispa apocalíptica.
Y la voz dice que Europa durante siglos nos ha cebado de mentiras e hinchado de pestilencias,

pues no es cierto que la obra del hombre ha terminado

porque no es verdad que la obra del hombre haya terminado

que nada tenemos que hacer en el mundo

que no tengamos nada que hacer en el mundo

que somos parásitos del mundo

que seamos unos parásitos en el mundo

que basta con que marchemos al andar del mundo

que basta que nos pongamos al paso del mundo

mas la obra del mundo apenas ha comenzado

pero la obra del hombre ha empezado ahora

y al hombre le queda por conquistar toda prohibición inmovilizada

y falta al hombre conquistar toda prohibición

en los rincones de su fervor

inmovilizada en los rincones de su fervor

y ninguna raza posee el monopolio de la belleza

y ninguna raza tiene el monopolio de la belleza,

de la inteligencia, de la fuerza

y hay espacio para todos en el lugar de reunión de la conquista y ahora sabemos que el sol gira alrededor de nuestra tierra iluminando la parcela que ha fijado nuestra voluntad sola y que toda estrella caída del cielo a la tierra queda sometida a nuestro poder sin límites.

y hay sitio para todos en la cita de la conquista y ahora sabemos que el sol gira alrededor de nuestra tierra iluminando la parcela que ha fijado nuestra sola voluntad y que toda estrella que cae del cielo a la tierra a nuestra voz de mando sin límite.

Tengo al presente, el sentido de las ordalías, mi país es “la lanza de noche” de mis ancestros Bámbaras. La lanza se encoge y su punta huye desesperadamente en dirección al puño y si la bañamos en la sangre de un pollo y dice que es sangre de hombre lo que su temperamento necesita, grasa, hígado, corazón de hombre y no sangre de pollo.

Ahora poseo el sentido de las ordalías; mi país es “la lanza de noche” de mis antepasados bámbaras que se arruga y su punta huye desesperadamente hacia el astil si se la rocía con sangre de pollo y dice que es sangre de hombre lo que necesita su temperamento, grasa, hígado, corazón de hombre, no sangre de pollo.

Y Ando buscando para mi país, en vez de corazones de dátiles, corazones de hombres que son los que hacen latir la sangre viril para entrar en las ciudades de plata por la gran puerta trapezoidal y mis ojos barren los kilómetros cuadrados de tierra paternal y enumero las llagas con ciega alegría y las amontono unas sobre otra como raras especies y la acuñación imprevista de tantas bajezas aumenta siempre mi cuenta.

Y yo busco para mi país no corazones de dátil, sino corazones de hombre que, para entrar en las ciudades de plata por la gran puerta trapezoidal, golpeen la sangre viril, y mis ojos barren mis kilómetros cuadrados de tierra paternal y enumero las llagas con una especie de júbilo y las hacino una sobre otra como raras especies, y mi cuenta se alarga siempre con imprevistas acuñaciones de la bajeza.

Y ved aquí a los que se consuelan de no haber sido hechos a imagen de Dios sino del Diablo; los que consideran que ser negro es lo mismo que ser empleado de segunda clase: esperando lo mejor y con probabilidades de ascender; los que tocan a la llamada ante sí mismos, los que viven metidos en un agujero en el fondo de la fosa que en ellos mismos llevan; los que se envuelven en un altivo pseudo-porfídico; que le dicen a Europa:Mirad como sé hacer zalemas al igual que vosotros, y presentaros mi homenaje, en suma, no soy diferente de vosotros, no le desis importancia a mi piel oscura: el sol me ha ennegrecido”.

Y aquí están aquellos que no se consuelan de no ser hechos a semejanza de Dios sino del diablo, aquellos que consideran que se es negro como se es dependiente de segunda clase: esperando mejorar y con la posibilidad de subir más alto; aquellos que capitulan ante sí mismos, aquellos que viven en el fondo de la mazmorra de sí mismos; aquellos que se envuelven con seudomorfosis orgullosa; aquellos que dicen a Europa: “Mire, yo sé cómo hacerle reverencias, cómo prestarle mis respetos, en suma, no soy diferente de usted; no haga caso de mi piel negra: me ha tostado el sol”.

Y hay la macarela negra, el áscari negro, y todos cebras se sacuden a su manera para que caigan sus listas en un rocío de leche fresca.
Y en medio de todo este grito ¡hurra! mi abuelo se muere, grito ¡hurra!
La vieja negritud progresivamente se torna cadavérica.
No hay por qué decir era un buen negro.

Y hay el rufián negro, el áscari negro, y todos cebras se zarandean a su manera para hacer que el listado de sus pieles caiga en un rocío de leche fresca.
Y en medio de todo esto yo digo ¡hurra! mi gran padre se muere, yo digo ¡hurra!
la vieja negritud se cadaveriza progresivamente.

No hay que decir: era un buen negro.
Los blancos dicen que era un buen negro, un negro verdaderamente bueno,
el buen negro de su buen amo
yo grito ¡hurra!
Era un negro muy bueno
La miseria le había herido pecho y espalda; habían embutido en su pobre cerebro que sobre él pesaba una fatalidad que no era posible acogotar, que no tenía poder sobre su propio destino; que un Señor malvado había escrito para la eternidad leyes de interdicción en la naturaleza de su pelvis; y que era un buen negro; y debía de contentarse con ser el negro bueno; creer honradamente en su indignidad, sin la curiosidad perversa de verificar jamás los fatídicos jeroglíficos.

Era un negro muy bueno.

Y nunca se le ocurrió que podía labrar, cavar, cortar cualquier otra cosa que no fuese verdaderamente la caña insípida.

Era un negro muy bueno.

Los blancos dicen que era un negro, un verdadero buen negro,
el buen negro de su amo.
Yo digo ¡hurra!
Era un muy buen negro,
la miseria le había herido pecho y espalda y habían metido en su pobre mollera que una fatalidad pesaba sobre él y que no la puede manejar a su antojo que no tenía poder sobre su propio destino; que un señor avieso había desde tiempo inmemorial escrito leyes de prohibición en su naturaleza pelviana; y ser el buen negro; creer honradamente en su indignidad, sin la curiosidad perversa de verificar nunca los jeroglíficos fatídicos.
Era un muy buen negro.
Y no se le ocurría la idea de que podría azadonar, ahondar, cortarlo todo, cualquier otra cosa verdaderamente que no fuese la caña insípida.

Era un muy buen negro.

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (18)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



Vamos llegando al final. Este es el trozo dieciocho:

*

Acepto... acepto... enteramente sin reserva...

mi raza que ninguna ablución de hisopo y de lirios mezclados podría
purificar
mi raza recomida de máculas
mi raza uva madura para pies borrachos
mi reina de esputos y de lepra
mi reina de azotes y de escrófula
mi reina de escuasmas y cloasmas

¡oh las reinas que antes amé en los jardines primaverales y
lejanos iluminados por todas las bujías de los castaños!

Yo acepto, acepto

al negro fustigado que dice: 'Perdón mi amo',
los veinte y nueve trallazos legales
y el calabozo de cuatro pies de alto
y el collar de hierro
el jarrete cortado a mi audacia cimarrona
y la flor de lis que fluye del hierro enrojecido sobre la grasa de mi
espalda

y la perrera de Monsieur VAULTIER MAYENCOURT donde seis meses ladré

como un perro
y Monsieur BRAFIN
Y Monsieur de FOURNIOL
y Monsieur de la MAHAUDIERE
y el pian
el moloso
el suicidio
la promiscuidad
el borceguí
el cepo
el caballete
el cipo
el frontal

Y mi original geografía, también; el mapa del mundo trazado a mi uso iluminado, no con los colores arbitrarios de los abios, más según la geometría de m i sangre derramada, yo acepto

y la determinación de mi biología sin ser la prisionera de un ángulo facial, de una forma de cabello, de una nariz suficientemente aplastada, de un tinte suficientemente melanesio y la negrura, no más indicio cefálico o plasma o soma sino medida con el compás del dolor


y el negro cada día más bajo, más cobarde, más estéril, menos profundo, más exterior, más separado de sí mismo, más astuto consigo mismo, menos cerca de sí mismo


yo acepto, acepto todo eso





(seguirá)

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (17)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



Entrega número diecisiete:

*

haced de mí el ejecutor de estas altas obras

ha llegado el tiempo de ceñirme la cintura como un valiente.
Mas (al hacerlo) preservadme, mi corazón, de todo odio.
No hagáis de mí este hombre de odio para quien sólo
abrigo odio
pues para acantonarme en esta única raza
conocéis sin embargo mi amor católico
sabéis que no es el odio a otras razas
lo que me hacer ser el labrador de esta raza única

lo que quiero
es por el hambre universal
es por la sed universal

declararla libre al fin
dar de su cerrada intimidad
la suculencia de sus frutos

¡Ved el árbol de nuestras manos!

Gira para todos, incisas las heridas en su tronco
para todos trabaja la tierra

¡embriaguez hacia las ramas de perfumada precipitación!

Mas antes de abordar a los futuros huertos
haced que los merezca en su cinturón de mar
dadme mi corazón esperando la tierra
dadme en el océano estéril
mas donde acaricia la mano la promesa de la amura
dadme en este océano diverso
la obstinación de la fiera piragua
y su vigor marino

Vedla avanzar escalando y resbalando en la corriente
pulverizada
vedla danzar la danza sagrada ante la niebla de la ciudad
vedla resoplar en la caracola vertiginosamente
galopar en el sonido, hasta indecisión de los cerros

y ved el prodigioso esfuerzo del remo, farzar veinte veces
el agua
encabritarse la piragua bajo la acometida de las ondas
desviarse un instante, intentar huir, más la ruda caricia
del remo la vira,
se hunde entonces, un estremecimiento recorre el espinazo de la ola
la mar babea y gruñe,
y la piragua, como un trineo se desliza sobre la arena.

Al fin de este amanecer mi plegaria viril:
dadme los músculos de esta barca sobre el mar enfurecido
y la alegría convincente de la caracola iracunda de las buenas nuevas.

Mirad, no soy más que un hombre
(ninguna degradación, ningún escupitajo lo conturba)
no soy más que un hombre que acepta, abolida la cólera
(no tiene el corazón más que un amor inmenso)

Acepto... acepto... enteramente sin reserva...




(continuará)

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (16)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)




Lean el trozo número 16:

*

Tibio amanecer de virtudes ancestrales

¡Sangre! ¡Sangre! ¡toda nuestra sangre emocionada por el corazón macho del sol!
los que saben de la feminidad de la luna, la del cuerpo de aceite,
la exaltación reconciliada del antílope y la estrella
aquellos, cuya supervivencia avanza en la germinación de la yerba

¡Eia círculo perfecto del mundo y la cerrada concordancia!


Escuchad el mundo blanco

horriblemente cansado de su esfuerzo inmenso
sus articulaciones rebeldes crujir bajo las estrellas duras
su rigidez de acero azul traspasando la carne mística
escuchad sus victorias proditorias pregonar sus derrotas,
escuchad en las coartadas grandiosas sus míseros tropiezos

¡Piedad para nuestros vencedores omniscientes e ingenuos!


Eia para los que jamás inventaron nada

los que jamás exploraron
jamás domeñaron

Eia por la alegría

Eia por el amor
Eia por el dolor reencarnado en lo peor de las lágrimas.

He aquí, al fin de este amanecer, mi plegaria viril.

No escucho las risas ni los gritos, fijos los ojos en
esta ciudad que profetizo bella.

Dadme el valor del mártir
dadme la fe salvaje del hechicero
dad a mis manos poder para modelar
dad a mi alma el temple de la espada,
no me oculto. Haced de mi cabeza una cabeza de proa
y de mí, corazón mío, no hagáis ni un padre ni un hermano
ni un hijo, sino el padre, el hermano, el hijo,
no un marido, hacedme el amante de este pueblo único.

¡Hacedme rebelde a toda vanidad, pero dócil a su genio

como el puño al extremo del brazo!
Hacedme comisario de su sangre
hacedme el depositario de sus resentimientos
haced de mí un hombre una determinación
haced de mí un hombre de iniciación
haced de mí un hombre de recogimiento
pero haced también de mí un sembrador

haced de mí el ejecutor de estas altas obras



(seguirá)

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (15)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)




He aquí la entrega 15:

*

los que no han inventado ni la pólvora ni la brújula
los que no han sabido domeñar ni el vapor ni la electricidad

los que no han explorado los mares ni el cielo
mas sí conocen las reconditeces del país del sufrimiento
los que no han conocido del viaje más que el destierro,
los que se han encorvado de tanto arrodillarse
los que fueron domesticados y bautizados
los que fueron inoculados de bastardía
tam-tam de manos vacías
tam-tam burlesco de traiciones tábidas.

Tibio amanecer de ardores y miedos ancestrales

a la mar mis riquezas peregrinas
a la mar falsedades auténticas

¿Más que extraño orgullo súbitamente me ilumina?

¡oh! luz amiga
¡oh! fresca fuente de luz
los que no han inventado ni la pólvora ni la brújula
los que jamás supieron domeñar ni el vapor ni la electricidad
los que no exploraron los mares y el cielo
mas sin ellos la tierra no sería la tierra
corcova tanto más benéfica que la tierra desierta,
más que tierra
silo donde se preserva y madura lo que tiene de más tierra la tierra
mi negrura no es una piedra, su sordera abalanzada contra
el clamor del día,
mi negrura no es una mancha de agua muerta en el ojo
muerto de la tierra
mi negrura no es una torre ni una catedral

se hunde en la carne roja del suelo

se hunde en la carne ardiente del cielo
perfora la postración opaca con su paciencia recta

¡Eia por el Kailcedrato real!

¡Eia por los que no inventaron nada
por los que jamás han explorado nada
por los que jamás han domeñado nada

mas no se abandonan sorprendidos a la esencia de todas las cosas

ignorando la superficie, poseídos por el movimiento de todas las
cosas
despreocupados de dominar, pero jugando el juego del mundo
en verdad los hijos con más años del mundo
aire fraternal de todos los soplos del mundo
lechos sin acequias de todas las aguas del mundo
chispa del fuego sagrado del mundo
¡carne de la carne del mundo palpitando con el mismo palpitar del mundo!

Tibio amanecer de virtudes ancestrales



(continuará)

miércoles, 28 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (14)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la entrega número 14:

*

Era COMICO Y FEO.
COMICO Y FEO ciertamente.

Alboreé una sonrisa de complicidad.
¡Hallé de nuevo mi cobardía!
Saludo a los siglos que sostienen mis derechos cívicos.
Y mi sangre aminorada.
¡Qué falso mi heroísmo!
Esta ciudad es de mi talla.
Y mi alma tendida como esta ciudad, en la roña y el cieno tendida.
Esta ciudad, mi faz de fango.
El agua del bautismo en mi frente seca.
Reclamo para mi rostro la brillante lisonja del escupitajo...
Entonces, pues somos los que somos, sea nuestro el espíritu viril, la rodilla
vencedora, las llanuras de grandes terrones del porvenir.
Vaya, prefiero confesar que deliré generosamente.
Mi corazón en mi cerebro, como una rótula ebria.

Mi estrella ahora, el fúnebre menfenil.


Y sobre este sueño antiguo mis crueldades de caníbal:


(Las balas en la boca son saliva espesa

nuestro corazón estalla de cotidianas bajezas
los Continentes rompen la débil amarra de los itsmos,
saltan las tierras siguiendo la fatal división de las corrientes
y el Morne, que retiene su grito dentro de sí mismo desde hace siglos,
es a su vez quien acuartela el
silencio
y este pueblo valiente rebota
nuestros miembros vanamente desunidos
por los más refinados suplicios,
y la vida brotando impetuosa de este estercolero
-¡como el corrosal imprevisto de la descomposición de los frutos del árbol del pan!)

Sobre este sueño viejo en mi, mis crueldades de caníbal.


Me escondía tras una vanidad estúpida

me llamaba el destino y yo me ocultaba
y he aquí el hombre por tierra derribado. Su muy frágil defensa dispersa.
Pisoteadas sus máximas sagradas, su declamar pedantesco por cada herida
devolviendo el viento.
He aquí el hombre en tierra derribado
y su alma está como desnuda
y el destino triunfa al contemplar
revolviéndose en la ciénaga ancestral esta alma que lo desafiaba.

Digo que así está bien.

Mi espalda hará estallar victoriosamente la calasia de las fibras.
De gratitud adornaré mi obsequiosidad natural.
Aumentará un tanto mi entusiasmo la charlatanería galoneada de plata
del calesero de La Habana, zambo lírico, alcahuete de los esplendores
de la servidumbre.

Digo que está bien así.

Vivo para lo más trivial de mi alma.
¡Para lo más tierno de mi carne!

Tibio amanecer de calor y de amaneceres ancestrales

ahora tiemblo en el común temblor que nuestra sangre dócil canta
en la madrépora.

¡Y estos renacuajos nacidos en mí de mi ascendencia prodigiosa!


los que no han inventado ni la pólvora ni la brújula
los que no han sabido domeñar ni el vapor ni la electricidad


(Continuará)

martes, 27 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (13)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al país natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la entrega número 13:

*

Hay que saber hasta donde llevaba mi cobardía.
Una tarde en un tranvía frente a mí un negro.

Era un negro grande como un pongo que pugnaba por hacerse chico en un banco del tranvía. Trataba de despojarse en este banco pringoso del tranvía, de sus piernas gigantescas de sus manos temblorosas de boxeador hambriento. Y todo le había abandonado, su nariz que parecía una península abandonada en una rada y hasta su misma negrura que se decoloraba bajo la acción incansable de su curtidura en blanco. Y el curtidor era la Miseria. Un murciélago orejudo, repentino: en ese rostro als heridas de sus garras habían cicatrizados en islotes de sarna. Era un obrero incansable de la Miseria trabajando en algún cuartucho horripilante. Se veía muy bien como el pulgar industrioso y malévolo había modelado el bulto de la frente, agujereado la nariz en dos túneles paralelos e inquietantes, alargado desmesuradamente el belfo y caricaturesca obra maestra, había cepillado, pulido, barnizado la oreja más diminuta y graciosa de la creación.
Era un negro desgarbado, sin ritmo ni medida.
Un negro que movía los ojos en una lasitud sanguinolenta.
Un negro sin pudor, los dedos de sus pies crujiendo hediondos en el fondo del cubilete entreabierto de sus zapatos.
La Miseria, no puede decirse otra cosa, se había esforzado en acabarlo.
Había ahondado la órbita de sus ojos, se los había cibierto con una pasta de polvo mezclada de legañas.
Había estirado el espacio vacío entre el sólido encaje de la mandíbula y los pómulos de la vieja y deslustrada mejilla. Encima había pllanteado las estacas pequeñas y lucientes de una barba de varios días. Le había enfermedo el corazón y encorvado la espalda.
El todo representaba perfectamente un negro repugnante, un negro gruñón, un negro melancólico, un escombro de negro que unía las manos en plegaria sobre un bastón nudoso. Un negro en un viejo chaleco raído. Un negro cómico y feo; las mujeres a mi espalda reían al mirarle.
Me volví hacía ellas y mis ojos proclamaban que yo no tenía nada en común con este mono.

Era COMICO Y FEO.
COMICO Y FEO ciertamente.



(continuará)



viernes, 23 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (12)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la entrega número 12:

*

Me niego a considerar mis hinchazones como glorias verdaderas.
Y me río de mis antiguas imaginaciones pueriles.

Jamás hemos sido amazonas del rey de Dahomey, ni príncipes de Ghana con ochocientos camellos, ni doctores en Tombouctou en tiempos del rey Askia el Grande, ni arquitectos de Djenné, ni Mahdis, ni guerreros. No sentimos en las axilas la picazón de los que antaño portaban la lanza. Y pues juré no ocultar nada de nuestra historia, (yo que admiro tanto al carnero paciendo la sombra de la tarde), quiero convenir en que fuimos, en todos los tiempos muy ramplones lavaplatos, limpiabotas sin envergadura, y considerando las cosas lo mejor posible, hechiceros bastante concienzudos siendo el único récord indiscutible que hemos batido el de la paciencia en soportar el látigo...
Y este país grito durante siglos que somos bestias; que las pulsaciones de la humanidad se detienen en los umbrales del mercado de negros, que somos un estercolero ambulante que feamente prometía tiernas cañas y algodón sedoso, y se nos marcaba con hierro candente, y dormíamos sobre nuestros excrementos y se nos vendía en las plazas y la vara de género inglés, y la carne salada de Irlanda costaban menos que nosotros, y este país vive en calma tranquilo, diciendo que es espíritu de Dios estaba en sus actas.

El negrero ¡proclama mi instinto seguro y tenebroso, las velas de nubes negras, las innumerables jarcias de selvas umbrías y de duras magnificencias del Calabar, insigne recuerdo de proa blanquecina _este esqueleto!

De la cala oigo subir las maldiciones encadenadas,
el estertor de los moribundos, el ruido de uno que arrojan al mar... los gemidos de una mujer parturienta... el rasgar de las uñas que buscan los cuellos... las risas y burlas del látigo, el revolverse de los gusanos de la lasitud...

Nada pudo jamás sublevarnos en alguna noble, desesperada aventura.
Amén. Amén.
No pertenezco a ninguna nacionalidad prevista por las cancillerías.
Desafío al craneómetro. Homo sum etc.
Y que sirvan y traiciones y mueran.
Amén. Amén. Estaba escrito en la forma de sus pelvis.
Y yo, yo,
que cantaba con puños cerrados.

Hay que saber hasta donde llevaba mi cobardía.
Una tarde en un tranvía frente a mí un negro.



(continuará)

jueves, 22 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (11)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la entrega número 11:

*

¡Sol, Ángel, Sol, Ángel rizado de Sol.
De un brinco más allá del nadar verdoso y suave de las aguas
de la abyección!

Pero me dirigí al brujo malo. En esta tierra exorcizada, suelta a la deriva de su preciosa intención maléfica, esta voz grita lentamente enronquecida, inúltimente enronquecida,

y sólo existe el estiércol acumulado de nuestras mentiras _que no responden.

¡Qué locura la pirueta maravillosa que por encima de la bajeza yo soñé!
¡Pardiez! los Blancos son grandes guerreros
¡hosannah al amo y al castra-negros!
¡Victoria! ¡Victoria os digo: están contentos los vencidos!
¡Alegres pestilencias y cantares de cieno!

Por una inesperada y bienhechora revolución interior, honro al presente sus repulsivas fealdades.

Por San Juan Bautista, en cuanto las primeras sombras caen sobre el pueblo de Gros Morne, se reúnen por cientos los chalanes para cambiar sus caballos en la calle 'DE PROFUNDIS',

cuyo nombre, al menos tiene la franqueza de advertirnos el ataque de los bajos fondos de la Muerte. Y es la Muerte verdaderamente, de sus mil formas mezquinas y locales (avasallamiento a la redonda de las destilerías, hambre insaciable de yerba de Paral) de donde surge a la vida abierta y grande la sorprendente caballería de rocines impetuosos. ¡Y qué galopar! ¡qué relinchos! ¡qué sincero orinar! ¡Qué estiércol maravilloso! Hermoso caballo difícil en el picadero -'Una altiva yegua sensible a la espuela' -'Un intrépido potro lindamente proporcionado'.

Y el malicioso compadre, atravesado el chaleco de una orgullosa cadena de reloj va a región de los senos plenos de los ardores juveniles, de redondeces auténticas, o a las tumefacciones regulares de complacientes avispas, a las mordidas obscenas del jengibre o la benéfica circulación de un decalitro de agua azucarada.

Me niego a considerar mis hinchazones como glorias verdaderas.
Y me río de mis antiguas imaginaciones pueriles.



(seguirá)

miércoles, 21 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (10)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la décima entrega:


Que de sang dans ma mémoire ! Dans ma mémoire sont des lagunes. Elles sont couvertes de têtes de morts. Elle ne sont pas couvertes de nénuphars. Dans ma mémoire sont des lagunes. Sur leurs rives ne sont pas étendus des pagnes de femmes.
Ma mémoire est entourée de sang. Ma mémoire a sa ceinture de cadavres !
et mitraille de barils de rhum génialement arrosant nos révoltes ignobles , pâmoisons d'yeux doux d'avoir lampé la liberté féroce


¡Cuánta sangre en mi memoria! Hay lagunas en mi meoria. Están cubiertas de cabezas de muertos. No están cubiertas de nenúfares.
En mi meoria hay lagunas. No hay ropa de mujeres extendidas en sus riberas.
Mi memoria está rodeada de sangre.
¡Mi memoria tiene un cinto de cadáveres!
y metralla de barriles de ron rociando
genialmente nuestras rebeldías innobles, éxtasis de ojos dulces
de haber bebido la libertad feroz.

(les nègre-sont-tous-les-mêmes, je-vous-le-dis
les vices-tous-les-vices, c'est-moi-qui-vous-le-dis
l'odeur-du-nègre, ca-fait-pousser-la-canne
rappelez-vous-le-vieux-dicton:
battre-un-nègre, c'est le nourrir)

(los negros-son-todos-iguales, os-lo-digo-yo
los vicios-todos-los-vicios, os-digo-que-
el-olor-del-negro-hace-crecer-la-caña
acordaos-del-viejo-refrán:
apalear-a-un-negro-es-alimentarlo)

amour des rocking-chairs méditant la volupté des rigoises
je tourne, inapaisée pouliche
Ou bien tout simplement comme on nous aime !
Obscènes gaiement, très doudous de jazz sur leur excès d'ennui.
Je sais le tracking, le Lindy-hop et les claquettes.
Pour les bonnes bouches la sourdine de nos plaintes enrobées de oua-oua. Attendez..
Tout est dans l'ordre. Mon bon ange broute du néon. J'avale des baguettes. Ma dignité se vautre dans les dégobillements...


Alrededor de los rockings-chairs meditando la voluptuosidad de los azotes...
Me vuelvo potro sin amansar
O bien sencillamente tal como nos quieren
Alegremente obscenos, muy chulos de jazz en sus
excesos de tedio.
Conozco el tracking, el Lindy-Hop y las maracas.
Para las buenas bocas la sordina de nuestras
quejas en vueltas en úa-úa. Esperad...
Todo está en orden. Mi ángel bueno rumia
el neón. Me trago las varillas. Mi dignidad
se revuelca en los vómitos...



(continuará)

martes, 20 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (9)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)

He aquí la novena entrega:

*

Y ahora un último 'Diantre':

Et maintenant un dernier zut :
au soleil (il ne suffit pas à soûler ma tête trop forte)
à la nuit farineuse avec les pondaisons d'or des lucioles incertaines
à la chevelure qui tremble tout au haut de la falaise
le vent y saute en inconstantes cavaleries salées
je lis bien à mon pouls que l'exotisme n'est pas provende pour moi

Y ahora un último 'Diantre':
al sol (no basta con emborrachar mi cabeza demasiado firme)
a la noche de blanca harina con las posturas de oro de luciérnagas
imprecisas
a la cabellera que tiembla en los más alto del acantilado,
al viento salta en inconstantes caballerías saladas
bien leo en mi pulso que el exotismo no es una prebenda
para mi.

Au sortir de l'Europe toute révulsée de cris
les courants silencieux de la désespérance
au sortir de l'Europe peureuse qui se reprend et fière
se surestime
je veux cet égoïsme beau
et qui s'aventure
et mon labour me remémore d'une implacable étrave.

Al salir de Europa toda revulsiva de gritos
las corrientes silenciosas de la desesperanza
al salir de Europa, que medrosa
se recobra y orgullosa se
sobreestima,
quiero ese bello egoísmo que se aventura
y mi labor me rememora una parca implacable.



(seguirá)

sábado, 17 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (8)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)


He aquí la octava entrega:

*

(TOUSSAINT, TOUSSAINT LOUVERTURE)

Un hombre sólo en la mar infecunda de arena blanca
un viejecito negro que se levanta contra las aguas del cielo
la muerte describe un círculo brillante encima de este hombre
la muerte brilla dulcemente sobre su cabeza
la muerte sopla en la caña madura de sus brazos
la muerte galopa en la prisión como un caballo blanco
la muerte luce en la sombra como los ojos de los gatos
la muerte hipa como el agua bajo las rocas
la muerte es un pájaro herido
la muerte decrece
la muerte vacila
la muerte es un partyura sombrío
la muerte expira en una blanca balsa de silencio.
Hinchazones de noche en las cuatro esquinas de este amanecer
sobresaltos de muerte estereotipada
destino tenaz
grito alzado de la tierra muda
¿no ha de estallar nunca el esplendor de esta sangre?

Et maintenant un dernier zut :

Y ahora un último 'Diantre':



(Seguirá)

viernes, 16 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (7)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero para el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual salió en 1942, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la séptima entrega:

*

'Y aquí estoy, he vuelto!
Otra vez esta vida cojeando ante mí, no esta vida, esta muerte sin sentido ni piedad, esta muerte en la que fracasa tristemente la grandeza, la brillante mezquidad de esta muerte que cojea de pequeñez en pequeñez; estas paletadas de miserables avideces sobre el Conquistador; estas paletadas de insignificantes siervos sobre el gran salvaje, paletadas de las almas pequeñas sobre el Caribe de tres almas,
y todas estas muertes fútiles,
absurdos bajo la salpicadura de mi conciencia abierta, trágicas nimiedades alumbradas
solamente por esta única luciérnaga
y yo sólo, brusca escena de este amanecer
en que luce el Apocalipsis de los monstruos
y luego de zozobras enmudece,
cálida elección de cenizas, de ruinas y hundimientos.

-¡Una objeción más!, ¡todavía una sola, por favor una sola: no tengo derecho a calcular la vida por la medida de mi palmo fuliginoso; de reducirme esta nada elipsoidal que tiembla a cuatro dedos por encima de la línea, yo, hombre que así trastorno la creación que lo comprende entre latitud y longitud!

Al fin del amanecer,
una sed de macho y el testarudo deseo,
me dividen los frescos oasis de la fraternidad,
impúdico friso de duras espinas,
este horizonte demasiado seguro se estremece como un carcelero.

Tu último triunfo, cuervo tenaz de la traición.
Lo que me pertenece, estos cuantos miles de moribundos que giran sin cesar en la calabaza de una isla, y lo que es mío también, el archipiélago arqueado como el deseo inquieto de negarse, diríase una maternal ansiedad de proteger la tenuidad más delicada, que separa una América de otra; y sus flancos que segregan para Europa el buen licor de un Gulf Stream, y una de las dos vertientes de incandescencia entre las cuales el Ecuador piruetea hacia el África. Y mi isla sin cercar, su clara audacia en pie detrás de esta polinesia y ante ella, la Guadalupe, su espina dorsal partida en dos, hecha de nuestra misma miseria. Haití donde por primera vez se alza la negrada y dice que creía en su humanidad y la colita cómica de la Florida donde se acaba con un negro estrangulándolo, y el África gigantescamente moviéndose como una oruga hasta el pie hispánico de Europa, su desnudez en que la muerte siega a grandes trancos.

Y yo me digo Burdeos y Nantes y Liverpool
y Nueva York y San Francisco
ni un pedazo de este mundo que no lleve mi impresión digital y mi calcáneo
en el lomo de los rascacielos y mi mugre el fulgor de sus gemas.
¿Quién puede jactarse de tener mejores cosas que yo?
Virginia, Tennesse, Georgia, Alabama.
Putrefacciones monstruosas de inoperantes revueltas,
marasmos de sangre pútrida
trompetas absurdamente taponadas.
Tierras rojas, tierras sangrientas, tierras consanguíneas.

Y lo que es mío también: una celda pequeña en el Jura,
una celda pequeña, la nieve duplica sus barrotes blancos.
La nieve es un carcelero blanco de guarda
ante una prisión.

Es mío
un hombre sólo preso de blancura
un hombre sólo que desafía los gritos de la muerte
blanca.
(TOUSSAINT, TOUSSAINT LOUVERTURE)



(continuará)

jueves, 15 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (6)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la sexta entrega:

(Encima del lecho en un pote colmado de aceite un cabo de vela, su llama baila como un grueso insecto... sobre la bacinica en letras de oro: GRACIAS)

Una vergüenza esta calle Paja,

un apéndice repugnante como las partes vergonzantes del villorrio que se extiende a diestra y siniestra a todo lo largo del camino colonial, con el oleaje gris de sus techos de chilla. Aquí no hay más que techos de paja que el salitre ha oscurecido y depilado el viento.

Todo el mundo desprecia la calle Paja. Allí se pervierte la juventud del pueblo. Es allí sobre todo donde derrama el mar sus inmundicias, sus gatos muertos, sus perros reventados. La calle desemboca en la playa y la playa es incapaz de contener la rabia espumeante del mar.

Desoladora también esta playa con sus montones de basura pudriéndose, furtivas ancas que aligeran la carga, y la arena es negra, fúnebre, jamás se ha visto una arena tan negra y en ella la espuma se desliza aullando y el mar, boxeando, la castiga a grandes golpes, o más bien bien el mar es un perrazo que lame y muerde las pantorrillas de la playa, y a fuerza de morderla, acabará por devorar la playa y con ella la calle Paja.

Al morir el alba, el viento de antaño, se levanta de las fidelidades traicionadas, del deber inseguro que se aparta, y este otro amanecer de Europa...

(Partir. Mon coeur bruissait de générosités emphatiques.
Partir... j'arriverais lisse et jeune dans ce pays mien et je dirais à ce pays dont le limon entre dans la composition de ma chair : 'J'ai longtemps erré et je reviens vers la hideur désertée de vos plaies'.

Je viendrais à ce pays mien et je lui dirais : Embrassez-moi sans crainte... Et si je ne sais que parler, c'est pour vous que je parlerai».

Et je lui dirais encore :
'Ma bouche sera la bouche des malheurs qui n'ont point de bouche, ma voix, la liberté de celles qui s'affaissent au cachot du désespoir.'
Et venant je me dirais à moi-même :
'Et surtout mon corps aussi bien que mon âme, gardez-vous de vous croiser les bras en l'attitude stérile du spectateur, car la vie n'est pas un spectacle, car une mer de douleurs n'est pas un proscenium, car un homme qui crie n'est pas un ours qui danse...')

Partir. Mi corazón resonaba de enfáticas generosidades.
Partir... llegaría joven y llano a este país y le diría a este país que es mío y cuyo limo forma parte de de mi carne... 'He andado errante mucho tiempo y vuelvo a la fealdad abandonada de tus lacras'.
Volvería a este país que es mío y le diría:
'Abrázame sin temor. Si tan sólo sé hablar, por ti hablaré'.

Y le diría más:
'Mi boca será la boca de tus desgracias que no tienen boca, mi voz la libertad de estas otras voces que se desploman en el calabozo de la desesperación'.
Y regresando me diría a mi mismo:
'Y sobre todo mi cuerpo y también mi alma, guardaos de cruzar los brazos en la actitud estéril del espectador, pues la vida no es un espectaculo, un mar de dolores no es un proscenio, un hombre que grita no es un oso que danza... '.

¡Y aquí estoy, he vuelto!


(continuará)