jueves, 29 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (15)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía en La Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema de Aimé Césaire, aparecido en la revista Volontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)




He aquí la entrega 15:

*

los que no han inventado ni la pólvora ni la brújula
los que no han sabido domeñar ni el vapor ni la electricidad

los que no han explorado los mares ni el cielo
mas sí conocen las reconditeces del país del sufrimiento
los que no han conocido del viaje más que el destierro,
los que se han encorvado de tanto arrodillarse
los que fueron domesticados y bautizados
los que fueron inoculados de bastardía
tam-tam de manos vacías
tam-tam burlesco de traiciones tábidas.

Tibio amanecer de ardores y miedos ancestrales

a la mar mis riquezas peregrinas
a la mar falsedades auténticas

¿Más que extraño orgullo súbitamente me ilumina?

¡oh! luz amiga
¡oh! fresca fuente de luz
los que no han inventado ni la pólvora ni la brújula
los que jamás supieron domeñar ni el vapor ni la electricidad
los que no exploraron los mares y el cielo
mas sin ellos la tierra no sería la tierra
corcova tanto más benéfica que la tierra desierta,
más que tierra
silo donde se preserva y madura lo que tiene de más tierra la tierra
mi negrura no es una piedra, su sordera abalanzada contra
el clamor del día,
mi negrura no es una mancha de agua muerta en el ojo
muerto de la tierra
mi negrura no es una torre ni una catedral

se hunde en la carne roja del suelo

se hunde en la carne ardiente del cielo
perfora la postración opaca con su paciencia recta

¡Eia por el Kailcedrato real!

¡Eia por los que no inventaron nada
por los que jamás han explorado nada
por los que jamás han domeñado nada

mas no se abandonan sorprendidos a la esencia de todas las cosas

ignorando la superficie, poseídos por el movimiento de todas las
cosas
despreocupados de dominar, pero jugando el juego del mundo
en verdad los hijos con más años del mundo
aire fraternal de todos los soplos del mundo
lechos sin acequias de todas las aguas del mundo
chispa del fuego sagrado del mundo
¡carne de la carne del mundo palpitando con el mismo palpitar del mundo!

Tibio amanecer de virtudes ancestrales



(continuará)

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