miércoles, 14 de enero de 2009

Aimé Césaire: Retorno al País Natal (5)

(poema traducido al castellano por Lydia Cabrera y editado por Molina y Compañía enLa Habana -Cuba- en 1942; para ello tomó como base la primera edición del poema deAimé Césaire, aparecido en la revistaVolontés, en París, en el año de 1939, y titulado Cahier d'un retour au pays natal -Cuaderno de un retorno al pais natal-; después lo amplió; pero el que esté interesado por el poemario con esas añadiduras le recomendamos acudan a la editorial 'Fundación Sinsonte' que lo editó a finales del año 2007; nosotros lo reproduciremos tal cual, si bien en algunos trozos pondremos antes el original francés para el curioso que quiera compararlo con la traducción de la ilustre escritora cubana)



He aquí la quinta entrega:

*

ALLELUA
RYRIE ELEISON... LEISON... LEISON,
CHRISTE ELEISON... LEISON... LEISON.

Y no cantan las bocas solamente, cantan las manos, los pies, las nalgas, los sexos y la criatura entera se liquida en sonidos, voz y ritmos.
Llegada a la cima de su ascensión la alegría revienta como una nube. Los cantos no se interrumpen, corren ahora inquietos y pesados por los valles del miedo, los túneles de la angustia y los fuegos del infierno.
Y cada cual se pone a tirarle de la cola al diablo más cercano, hasta que el miedo se anonada insensiblemente en los finos arenales del sueño y se vive como en un sueño verdaderamente, se bebe, y se grita, y se canta como en sueños o se dormita también como en un sueño con los párpados de pétalos de rosa, el día llega aterciopelado como un zapote, y el dolor del estiércol líquido del cacahual, y los pavos que desgranan sus pústulas rojas al sol, y la obsesión de las campanas y de la lluvia,
las campanas... la lluvia...
tintineando, tintineando, tintineando...

Al morir el alba esta ciudad chata _expuesta...
Se arrastra sobre las manos sin que jamás le venga en ganas hendir el cielo cobrando una estatura de protesta. Las espaldas de las casas al fuego trufado de fuego, sus pies a ahogarse en el suelo, y han optado por posarse, superficiales, entre sorpresas y perfidias. No obstante la ciudad avanza. Aun cuando todos los días sufre más su marea de corredores de ladrillos cuadriláteros, de persianas pudibundas, de patios viscosos, de pinturas chorreantes. Y de escandalillos sofocados, pequeñas vergüenzas reprimidas, pequeños odios inmensos petrificados en las jorobas y en los hoyos de las calles angostas, a lo larggo de las cuales, haciendo muecas, un arroyuelo corre entre excrementos...

Al morir el alba, no sabe la vida, postrada, adonde despachar sus sueños abortados, el río de vida desesperadamente torpe en su cauce, sin turgencias ni depresión, fluyendo vacilante, vacío lamentablemente, la agobiadora imparcialidad del fastidio repartiendo por igual las sombras sobre todas las cosos, el aire estancado sin una brecha de claridad de pájaro.

(Au bout du petit matin, une autre petite maison qui sent très mauvais dans une rue très étroite, une maison minuscule qui abrite en ses entrailles de bois pourri des dizaines de rats et la turbulence de mes six frères et soeurs, une petite maison cruelle dont l'intransigeance affole nos fins de mois et mon père fantasque grignoté d'une seule misère, je n'ai jamais su laquelle, qu'une imprévisible sorcellerie assoupit en mélancolique tendresse ou exalte en hautes flammes de colère; et ma mère dont les jambes pour notre faim inlassable pédalent, pédalent de jour, de nuit, je suis même réveillé la nuit par ces jambes inlassables qui pédalent la nuit et la morsure âpre dans la chair molle de la nuit d'une Singer que ma mère pédale, pédale pour notre faim et de jour et de nuit.

Au bout du petit matin, au-delà de mon père, de ma mère, la case gerçant d'ampoules, comme un pêcher tourmenté de la cloque, et le toit aminci, rapiécé de morceaux de bidon de pétrole, et ça fait des marais de rouillure dans la pâte grise sordide empuantie de la paille, et quand le vent siffle, ces disparates font bizarre le bruit, comme un crépitement de friture d'abord, puis comme un tison que l'on plonge dans l'eau avec la fumée des brindilles qui s'envole... Et le lit de planches d'où s'est levée ma race, tout entière ma race de ce lit de planches, avec ses pattes de caisses de Kérosine, comme s'il avait l'éléphantiasis le lit, et sa peau de cabri, et ses feuilles de banane séchées, et ses haillons, une nostalgie de matelas le lit de ma grand-mère.)

Al morir el alba, otra cosa que huele muy mal en una calle muy estrecha, minúscula casa que guarda en sus entrañas de madera podrida ratas por docenas y la turbulencia de mis seis hermanos y hermanas, una casa chica y cruel cuya intransigencia asusta nuestros fines de mes y nuestro padre lunático roído de una sola miseria, jamás he sabido qué miseria, a quien una prevista brujería reduce a melancólica ternura o exalta a llamaradas de cólera; y mi madre que por nuestra hamnbre insaciable sus piernas pedalean, pedalean de día, de noche, de noche me despiertan estas piernas infatigables que mueven el pedal de la noche, y la mordida áspera de la carne blanda de la noche de una Singer cuyo pedal mueve mi madre por nuestra hanbre, día y noche.

Al morir el alba, más allá de mi padre, de mi madre, la casa agrietada de ampollas como el pecado atormentador de la sífilis, y el techo delgado remendado con latas de petróleo, lo que hace verdaderos pantanos de herrumbre en la pasta gris sorda apestada de la paja, y cuando el viento sopla, estos disparates hacen un ruido extraño, como de fritura, luego como de un tizón que sumergiera en el agua con el humo y las ramitas que vuelan... Y el techo de tarima, del que se levantó mi raza, toda mi raza de lecho de tarima, con sus patas de cajas de luz brillante como si tuviera elefantiasis, y su piel de chivo, y sus hojas secas de plátano, y sus andrajos; una nostalgia de colchón el lecho de mi abuela.

(Encima del lecho en un pote colmado de aceite un cabo de vela, su llama baila como un grueso insecto... sobre la bacinica en letras de oro: GRACIAS)


(continuará)

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