martes, 5 de agosto de 2008

Jon Arzallus Eguiguren tradujo este collage para el homenaje a las víctimas del franquismo

Combatiendo el olvido

Para rasgar el olvido
ayudar a la memoria
y a la sangre derramada;
proclamamos
el sonido del hierro sobre el yunque:
esta antología.
Os pedimos por nuestros muertos
y callará toda la tierra!
Por los muertos de amarga copa solitaria,
por los muertos de ala desvalida!
Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas
y el dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro,
pero
aun no nos damos por vencidos.
Dicen que se perdió una guerra.
Pero la perdieron
la legión de los hombres sin futuro.
No sabemos
como andaría en aquel tiempo
lo del vivir del tajo y ser un pobre,
pero lo que es ahora
es un milagro mayor
que el de los panes y los peces
poner algo en la mesa
y repartirlo
para que llegue a todos.
Seguimos contra la exacta puerta de oro
que se cierra matando.
*
Habría que contarlo:
cuando murió el soldado,
lejos,
escaló el mar de una ventana
y se puso a llorar
junto a un retrato.
Había que contarlo.
¡Ay de los ojos desvelados,
que recogen formas últimas!
La forma de Julián Grimau.
Las formas de las cinco espigas jóvenes
del 27 de septiembre de 1975.
¡Maldito baile de muertos
polvora de la mañana!
Fueron tiempos insólitos
fijos en la memoria,
como un deseo presente
que no acaba.
A la espalda los llevo ¿no lo notas?
De cadenas y penas ancho río.
Tiempo del miedo a los aldabonazos
en la noche,
de lenta muerte
entre paredes
(¡Ay retahila de Migueles!)
Dolor que insiste
en todo lo que existe;
hombres que intervienen el alba,
la secuestran,
la violan
y le arrancan la luz de las entrañas.
Tanta luz cenital nos ha llevado
a sueños de cuchillos,
ante el desfile triunfal.
Hoy esperamos el sueño del heroe.
Siu corazón se ha forjado
en los yunques del espanto
que dejó su Excelencia
el Fusilarísimo
para ponernos nombre.
Mientras tanto
laz sangre ofusca
y hay
muertos inclementes reclamando.
Desconocidos
que ahora
pueblan el nido de fantasmas:
hombres que sufren,
hombres torturados,
maniatados,
acosados por Franco,
caudillo de las Españas,
yunque de forja y martillo,
herrero condecorado con bombardeo
y gritos de combatientes absortos
y montañas de caidos.
Por lo demás todo es terriblemente
sencillo.
El agua natural
tiene figura de fuente
(Gritos al amanecer. Espaldas desnudas.
Ojos heridos por el alba fría)
Por lo demás todo sencillo...
Hilerrietako murrailak pirikortez betedira.
Bekokietan daukagu hildakoen zigilua
pisuago existentzia.
Porque no hay un muerto
que valga
más que otro muerto.
¡Coged su sabia espesa,
echadla al mar
y verás como aplaca tempestades!
*
Pero otra fue
la historia de sus vidas
y otra también
la historia de la nave.
Aferrado a los barbechos,
cada rosa de abril
fue una victoria dificil
porque la tierra no es redonda,
sino un patio cargado
envuelto en malas artes
(garrote vil, 2 de marzo, Puig Antich)
La primavera venía
cortando trozos de nieve
y antes de las diez del día
se derramó para siempre.
Siguieron matando los cuchilleros,
los carniceros;
Sansón Carrasco, pequeños y vulgares,
enemigos jurados
de cualquier aventura.
No te olvido carnicero
que mataste un pueblo entero.


Epílogo
Pero las víctimas
disponen de un cuchillo,
lo dice el día naciente,
lo declama la rama verde,
lo proclama la flor luminosa.
Soñenos, si, soñemos.
Hoy no estamos desnudos,
y es grande el sueño como la tierra.
Antes de que los pájaros enmudezcan,
se alzará una voz:
-Mirad de frente, hijos míos.
Grito que recorrerá el espinazo
de la Ibérica.
¡Mirad de frente!
Recordarlo y reescribir de nuevo
en las paredes de la Historia.
El puño crispado en el úlltimo
sollozo. ¡Mirad de frente!
Hijos del limo y la aceituna,
del asfalto y de las máquinas.
Aun lucen las estrellas.
También hay alambradas.
Pero a pesar de todo,
un día estaréis con nosotros
como queríais.
La lucha sigue:
"Caenas que tienen mis manos,
caenas que quiero arrancar"
¡Sabed!
¡Sabedlo bien!
¡Grabadlo en los ojos abiertos
del recuerdo!
Tan solo es posible
porque muchas
numerables sangres
se abrieron a la muerte.
Cantó la estancia,
huido el áspid,
Ara Mareix,
acaso sea el momento
de buscar la medida
de tanta certidumbre:
se retiró la sangre a la tiniebla.
Terminemos con Neruda:
Hemos de caminar conociendo,
para tocar la rectitud,
para que la serenidad
sea condición de la alegría,
para que así seamos invencibles.

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