martes, 25 de agosto de 2009

Alma herida y corazón partido de Doña Agustina Alonso González (*)


"Angel Martín Alonso que fue fusilado el 4 del 9 de 1936, era el novio (sic) de la famosa y mito de Moraleja del Vino, Agustina Alonso. Cuenta que se lo arrancaron de sus brazos y desde entonces ha tenido el alma herida y el corazón partido.

Agustina, según cuentan los que la conocieron en los años de su juventud, era una mujer dulce y amable, pero las circunstancias de la vida le cambiaron el carácter y su modo de ser, convirtiéndose, en ocasiones, en agresiva, llamado al pan pan y al vino vino.
Cuando unos compañeros y vecinos suyos me la presentaron, ya era una mujer de edad avanzada, aunque su energía demostró que continuaba viva, ya contaba con 94 años y convivía con una de sus hijas, al no permitirle sus fuerzas valerse por si misma.

Recuerdo que cuando la saludé y le conté el motivo de mi visita, le intuí que su corazón dio un salto de alegría al decir:

-Ya ha querido Dios que alguien se preocupe de nuestros muertos, ya que los fariseos no nos dejaron, durante cuarenta años, rezarle sobre su tumba ni siquiera un padrenuestro, ni llevarle flores por estar aislados del resto.

-Aunque a decir verdad -dice Agustina- no son nuestros muertos, porque no fuimos nosotros quienes los aseninamos, sino que fueron ellos, aunque nosotros somos quienes les echamos de menos.

-Y ¿cómo olvidarlo?... -dice Agustina- yo que me encontraba feliz y en lo mejor de mi vida, arrancaron de mis brazos mi primer amor, el que nunca se olvida; a pesar de que después también lo fui; aunque distinto; porque en aquel momento ya mi vida no tendría sentido; pero después, pasado un tiempo, me casé y Dios me dio hijos y un marido que me supo comprender y yo a él; lo que dio lugar a que mi corazón se dividiera en dos, con un solo recuerdo: el que no perdona ni olvida (*)"

(Tomado del libro de Alfonso Lara Díaz y Serrano, Prejuicios de la guerra civil española 1936/1939 a 1975, páginas 109/110, Imprenta Jambrina -Zamora-, 2009)

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(*) En el libro aparece una foto (préstamo de Doña Agustina Alonso Gonzáles al autor) con tres jóvenes (uno de ellos subido a caballo de los otros dos) y en el reverso de la fotografía se leen estas palabras de puño y letra de Doña Agustina:
"estos son Adolfo (su hermano), Paco y Angel Patudo asesinados en el 36 por los asesinos de Moraleja".

Cuando se la entregó le dijo:

-Cuídela usted, porque le entrego parte de mi vida. Paco es el que está a caballo.

Observase que para Doña Agustina Alonso González no hay 'represariados' solo asesinados y por lo tanto asesinos; asesinos que el autor -no sabemos por qué, quizás por miedo- no cita jamás con nombres y apellidos. Y nos consta que ella se los nombró.

Este miedo es una prueba del poder que siguen teniendo los fachas en España y explica el por qué no se ha hecho un homenaje estatal a las víctimas del franquismo. Pero, en fin, a pesar de ese miedo del autor y de las mismas víctimas que aun viven y de sus familiares, que todo hay que decirlo, bien venidos sean estos libros que, luego, servirán para que historiadores concienzudos lo plasmen en libros científicamente escritos.

2 comentarios:

O. Llamas dijo...

Alma herida y el corazón partido.

Buena Historia

O. Llamas dijo...

Mu gusta porque conozco Moraleja del vino en Historia.