domingo, 13 de marzo de 2011

Make (*): CRIATURITAS MONSTRUOSAS



Vivimos en una sociedad tan pagada de si misma, que no atiende a razones cuando se le pide un poco de comprensión. Dónde nuestros jóvenes necesitan, tristemente, más psicólogos que justicia, dónde existen adolescentes acostumbrados a satisfacer sus deseos “aquí y ahora”. (Lo extraño es que tal y como les estamos educando no existan en mayor número.) 

Vivimos en una sociedad tan egoísta que no mueve un dedo ante la barbarie, la crueldad y el absurdo. Sólo cuando nos toca de cerca, cuando podemos oler la sangre o nos vemos amenazados, se nos ocurre movilizarnos de alguna u otra manera (y a veces, ni siquiera eso).

Vivimos en una sociedad tan condenadamente estúpida que tenemos miedo de nuestros propios hijos. Niños que insultan, agraden, matan y violan. Tan peligrosos como adultos, pero simples criaturas, a las que hemos creado sin dotarles de los más mínimos valores.

No quiero centrarme en explicaciones sociológicas, como la debilidad de la escuela y la familia, la trivialización del sexo y la exaltación de la violencia que existe hoy en día, quiero simplemente preguntar qué vamos a hacer al respecto: ¿Son nuestros niños unos monstruos? ¿O lo somos nosotros? ¿Qué es realmente lo que lleva a estos “niños” (Cada vez más jóvenes y más agresivos) a delinquir, a veces de forma tan brutal?  ¿El monstruo era Frankenstein o lo era el Doctor Víctor Frankenstein, quién lo creó? ¿Es la sociedad con su indolencia la culpable, o el poder mediático, que por no respetar, no respeta ni los horarios infantiles, el que con su afán de “vender” está creando modelos  poco aconsejables para la sociedad?

Es realmente triste lo que está pasando, miramos alelados el televisor, echándonos las manos a la cabeza y pidiendo que rueden cual Revolución Francesa. Y llegados a este punto ¿Debemos pedir la cabeza del monstruo o la del creador? Ya que casi todos somos parte del problema, todos somos un poco el Dr. Frankenstein, tanto los que lo hacemos mal, como los que no hacemos absolutamente nada que aporte una solución.

Encerrando al monstruo no se acaba con él  ni con su creador. Al fin y al cabo el monstruo de Frankenstein no es más que un cadáver rescatado de un cementerio, el problema es que en esta sociedad-cementerio no dejan de proliferar cadáveres vivientes, sobre todo, cadáveres morales. 

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(*) Make Martín o M.M. es una ex alumna que tiene en su haber ya numerosos artículos publicados en la prensa. Me ha enviado este sin publicar y, yo, José Mª Amigo Zamorano, orgulloso de ella y de no haber engendrado 'criaturitas monstruosas' con mi enseñanza se lo voy a poner en este blog. Espero que no se ofenda.


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